domingo, 20 de abril de 2008

The Giant's Causeway


Irlanda Del Norte me enamoró por sus paisajes, aquí os dejo una muestra: The Giant's Causeway, la calzada de los gigantes.

Su origen se remonta a la época del famoso gigante que vivía en el condado de Antrim, Irlanda Del Norte, Finn MacCool. Justo enfrente, en Escocia, vivía otro gigante, Benandonner, mucho más grande y fuerte que Finn.

Ambos estaban enemistados desde hace tiempo ya, y estaban decididos a probar sus fuerzas. Para ello uno de los dos tenía que cruzar el mar, y Finn MacCool se ofreció a construir un camino para que Benandonner pudiera cruzarlo. Así, fue poniendo piedra tras piedra, sin descanso, hasta formar la "Giant's Causeway" que unía las dos islas. Finn acabó exhausto y cayó dormido profundamente sin advertir que el gigante escocés se acercaba dando grandes zancadas para llevar a cabo su reto personal. La mujer de Finn, la gigante Oonagh, al ver acercarse a tal enorme gigante, pensó que su marido no tendría nada que hacer contra él y se le ocurrió una idea. Sin despertar a su marido, le disfrazó con un camisón y un gorro de dormir, a modo de pijama de niño chico, y le dijo al gigante escocés Benandonner: "sssshh, no hagas ruido que vas a despertar al hijo de MacCool". Entonces Benandonner, sorprendido y asustado, echó a correr, pensando que, si tan grande era el hijo de MacCool, cómo no sería él. Tras su paso fue destruyendo la calzada de los gigantes para que Finn nunca pudiera alcanzarlo.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado...


5 comentarios:

Laura dijo...

JAJAJAJAJAJAJAA Muy buena idea para despistar al otro grandullón. Cuando se está perdida se agudiza el ingenio.

Te mandamos besos felices.

PD. ¿Probaste la sidra irlandesa?

Anónimo dijo...

Piedra, piedra, solo piedra...jajaja! que buenos recuerdos...

Ara dijo...

Al imaginarme al gigante en camisón y gorrito... me viene a la cabeza Espinete, cuando se vestía para dormir.

Ara dijo...

Irlanda es una de mis asignaturas pendientes viajeras :-) ¡Yo quiero ir!

Nd Narváez dijo...

Que chula!Es una historia que bien podría contarse un miércoles en los cuentacuentos.. La próxima visita tendrá que ser a los acantilados de Moher!